Cartel_baja1 Estos encuentros de AGETEC, que empiezan a ser un punto de reunión interesante para gestores culturales y otros profesionales del sector cultural, tuvieron su tercera cita ayer miércoles 26 de octubre en el estupendo local que el colectivo de la latina nos cede para tal fin.

XX profesionales acudieron a la cita que con el título “Construir futuro para las artes escénicas” y XX lo siguieron a través de internet.

Resultó francamente interesante, aunque siempre se quede corto un debate de tanta profundidad en unas pocas horas. Abrieron el debate cinco estupendos profesionales, que aportaron su visión de la situación, con el reto planteado por la organización de ser positivos, a pesar de la enorme crisis que aqueja a las artes escénicas en nuestro país.

Juan Arturo Rubio, planteó un diagnóstico de la situación; Sonia López, aportó la visión desde un teatro público mientras que Melani Pindado habló desde la perspectiva de una sala alternativa. Manuel Segovia aportó su experiencia como compañía residente de danza y Robert Muro cerró las ponencias y lanzó varias cuestiones que agitaron el debate.

El debate fue muy animado y en él se tocaron muchos puntos que procuro resumir de la siguiente manera:

La opinión general coincidía en que los problemas de las artes escénicas en nuestro país no provienen de la crisis actual, sino que tienen su raíz en problemas estructurales. La crisis ahoga con falta de recursos y está haciendo dramática una situación, que se diagnostica enferma desde sus planteamientos.

Los defectos estructurales señalados se concentran en la falta de sólidos proyectos culturales en la gestión pública, el exceso de intervencionismo del poder político en la gestión de las artes, aderezado con falta de políticas culturales y transparencia y la dependencia que tienen las artes escénicas de la financiación pública.

No se han conseguido con éxito objetivos básicos e indispensables, tales como una correcta comunicación con los públicos y una implicación de la ciudadanía. Esta situación nos convierte en más débiles ante la crisis, dado que no podemos contar con el respaldo de los ciudadanos y ciudadanas, ni como consumidores habituales de artes escénicas, ni como defensores del apoyo público a una cultura de calidad.

Ante este diagnostico se apuntaron varias ideas en las que parece necesario trabajar, si queremos avanzar y sobrevivir a esta crisis, incluso considerarla una oportunidad de mejora y no un lastre insuperable.

Varias voces señalaron la necesidad de construir desde un tejido legislativo, que defina competencias y explicite responsabilidades públicas, frente a la total arbitrariedad con la que actualmente actúa en materia cultural, cualquiera de los estamentos políticos municipal, autonómico y estatal.

La creación de una academia de las artes escénicas, fue otras de las propuestas que se apuntaron en la vía de contar con estructuras que sean capaces de dar a este sector, una voz potente y común.

También se apuntó la necesidad de “importar” el sistema ingles de los arts council como organismos de gestión independiente y con criterios artísticos de fondos públicos para las artes escénicas.

La opinión general coincidía en la necesidad, importancia y obligación del sostenimiento público de la cultura como bien social básico, aunque el debate se dividía en cuanto a qué y cómo se debe financiar con dinero público.

No faltó al debate un asunto recurrente, la privatización de los teatros públicos. Mientras hay quien lo considera una posibilidad interesante de gestión, muchos alertaron sobre los peligros que esta privatización conlleva. En general, podemos confluir en un punto de acuerdo entre ambas posturas; cualquier sistema de gestión de un teatro público , se debe realizar bajo un contrato programa a medio plazo, en el que se definan objetivos culturales claros, así como criterios de programación , funcionamiento y evaluación explícitos y transparentes.

El entorno fiscal, legal y laboral para las artes escénicas, era otro aspecto considerado necesario para la mayoría, destacando la necesidad de contar con un marco más acorde con la realidad del sector y en sintonía con lo que ocurre en otros países europeos.

La importancia y necesidad de que exista y se apoye la cultura de base y no solo las grandes expresiones artísticas, también concito bastante acuerdo.

El acto concluyó invitando a los asistentes, presenciales y virtuales, a encontrarse en el foro que AGETEC está habilitando para poder profundizar en este apasionante debate.

 

 

Cristina Ramírez

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